23 Oct 2025
🏷️ Reflexión sobre las etiquetas personales, las creencias limitantes y cómo afectan a tu desarrollo personal y profesional
Hace un tiempo, un coche deportivo rojo me adelantó por la derecha a toda velocidad. Llevaba la famosa “L” de conductor novel.
Lo curioso no fue la maniobra, sino la contradicción: una señal que debería representar prudencia, convertida en excusa para la imprudencia.
Recordé entonces a una amiga que mantuvo su “L” mucho más allá del año reglamentario. Lo hacía porque, según ella, se sentía más segura mostrando que era novata, que “había que tener más cuidado con ella”.
Y pensé en las etiquetas personales que muchos seguimos llevando, consciente o inconscientemente:
“Soy despistada.”
“Siempre llego tarde.”
“No se me dan bien los números.”
“Con mi jefe no se puede hablar.”
Pequeñas frases que parecen inofensivas, pero que nos definen, nos limitan y nos mantienen en un rol que ya no nos corresponde.
A veces las usamos para generar comprensión.
Otras, para protegernos de lo que no queremos enfrentar.
Sin embargo, mantener la “L” más tiempo del necesario tiene un precio: nos impide avanzar.
La comodidad de permanecer donde todo parece seguro puede ser una trampa invisible que bloquea nuestro crecimiento.
Las etiquetas y creencias limitantes nos calman, pero también nos frenan. Quitarlas da vértigo, sí, pero también abre la puerta a la libertad y al cambio.
Te invito a reflexionar:
¿Qué etiquetas sigues llevando puestas?
¿De cuáles podrías desprenderte para avanzar más ligera, con más autenticidad y bienestar emocional?